La palta puede disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, gracias a su capacidad de mejorar los marcadores de inflamación y el perfil lipídico (reduce el colesterol “malo” LDL, mantiene las lipoproteínas de alta densidad HDL y mejora el perfil de triglicéridos). Esto se debe a su alto contenido de grasas moinsaturadas (grasa buena), fibra y antioxidantes.
La palta se caracteriza por su alto contenido de lípidos, principalmente ácido oleico y por ser rica en fitoquímicos como vitamina E, carotenoides, polifenoles y luteína, compuestos asociados a una fuerte actividad antioxidante.
“Recomendar el consumo de pulpa y semilla de este fruto tendría beneficios tanto en la prevención como en el tratamiento de enfermedades mediadas por un desequilibrio de procesos de óxido/reducción, fundamentalmente en las enfermedades crónicas no transmisibles. La semilla de palta, por otro lado, tendría un efecto en la salud ósea, disminuyendo las complicaciones de la osteoartritis y también un potencial antimicrobiano”, sostiene la experta.