Este proceso consiste en eliminar la mayor parte del agua contenida en el alimento, lo que impide la multiplicación de microbios. Así, se alarga la vida útil de tus comidas, se reduce su tamaño y se intensifica el sabor.
Si te interesa saber cómo puedes hacerlo en casa, te presentamos algunos métodos:
Al sol: Consiste en secar los alimentos directamente bajo el sol (a más de 30°C) y sobre una rejilla. Para evitar los insectos y, protegerlos del polvo y contaminación, puedes cubrir con una tela fina que permita la transpiración.
Al horno: Si optas por este medio, debes fijarte en que la temperatura no sobrepase los 50°C. Si no posees un horno con ventilador, puedes dejar la puerta entreabierta.
Con deshidratadora: Estas máquinas te ofrecen una versión más tecnológica y automatizada, lo que permite realizar el proceso a bajas temperaturas (40°C) con una salida de aire que permite que la corriente de calor actúe en sentido vertical.
Algunos alimentos que se pueden deshidratar:
Carnes
Pescados
Frutas y verduras
Hierbas
Té
Café
Papas
Recomendaciones:
Troza los alimentos de un mismo tamaño y grosor por bandeja.
No mezcles, utiliza bandejas separadas para cada alimento.
No superpongas las rodajas.
Deja espacio entre cada trozo para que el aire pueda circular.
Guarda en contenedores herméticos.