Moja el neumático con el agua jabonosa y luego frótalo con un cepillo de cerdas medianamente duras. Enjuaga varias veces sobre las ranuras, donde se encuentra el polvo fino de las pastillas de freno.
En el caso de las llantas, es importante que conozcas el material con el que están fabricadas: aluminio, acero, fibra de carbono, magnesio o aleación, ya que existen limpiadores específicos para cada una de ellas y una mala elección puede arruinar este material. En caso de que no estén muy sucias, usa solo agua y un paño de microfibra. Recuerda que deben estar frías, ya que el detergente no puede hacer bien el trabajo si se seca antes de tiempo.