Nuestros hábitos alimenticios no sólo pueden mejorar nuestra salud y prevenir enfermedades, sino que también pueden contribuir al cuidado del medioambiente. Así, la alimentación sostenible se trata de un modelo que, además de preocuparse por el bienestar de las personas, afronta el problema medioambiental a través de la promoción del consumo responsable, en atención a un proceso productivo que sea amigable con nuestro entorno.
“Este tipo de alimentación se basa en consumir alimentos que sean nutritivos, accesibles para todos y en que los recursos naturales se gestionen adecuadamente. Algunas de las medidas para reducir la huella de carbono, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO, están dirigidas a reducir el consumo de carne roja, crear huertos, elegir frutas y verduras de aspecto menos atractivo e incluir dentro de la dieta bichos comestibles” explica Evelyn Figueroa, Coordinadora Calidad de Vida Aramark Chile.