Son la base de una dieta para la salud del cerebro, ya que poseen una alta proporción de nutrientes en relación con sus calorías. El repollo, las espinacas, la rúcula, remolachas y acelgas son grandes fuentes de fibra, folato y vitaminas C y A. Si no te gustan las ensaladas, puedes hacer sopas o cremas, estofados, saltearlas, incorporarlas a batidos, o convertirlas en pesto, por ejemplo. Se recomienda, además, añadir una pequeña ración de algas si es posible a tu plato una vez a la semana como fuente de yodo, fibra, zinc y fitonutrientes adicionales.